Hoy quiero compartir algo que me tiene llena de ilusión y, al mismo tiempo, con un pequeño nudo en el estómago. Mis muñecas han emprendido un viaje especial. Hace unos días, preparé con mucho mimo un paquete para enviarlas a Gerona, donde Anna de Dys Costura hará un unboxing en su Instagram.
Es una gran oportunidad para que más personas las conozcan, pero también ha sido una experiencia extraña para mí.
Cuando creas algo con tus propias manos, inevitablemente pones en ello una parte de tí.
Desde que empecé a hacer muñecas, cada una de ellas ha sido especial.
Elegir las telas, coser cada pieza, bordar sus caritas... Todo es un proceso lleno de dedecación y cariño. Y aunque siempre he sabido que están destinadas a encontrar un hogar donde ser queridas, el hecho de que varias de ellas se hayan ido de golpe me ha dejado una sensación extraña.
Ayer, cuando publiqué en historias que ya estaban de camino, sentí una mezcla de emociones.
Me hace muchísima ilusión que alguien como Anna les dé visibilidad y que puedan llegar a nuevas personas, pero al mismo tiempo, al ver el taller sin ellas, noté que algo faltaba. Es como cuando te despides de alguien querido en la estación de tren: sabes que está partiendo hacia una nueva aventura, pero no puedes evitar sentir ese pequeño vacío.
Esta experiencia me ha hecho reflexionar sobre la conexión que tengo con lo que creo. No son solo un producto, son historias, un pedacito de mi mundo que ahora está en movimiento.
Pero lo bonito es que eso significa que se está cumpliendo mi propósito: las muñecas no están hechas para quedarse aquí, sino para encontar un hogar donde ser queridas.
Estoy deseando ver el unboxing y compartirlo con todas vosotras. Me emociona imaginar el momento en que Anna abra los paquetes y les de la bienvendida en su taller.
Espero que esta pequeña aventura sirva para que más persona descubran el amor y la dedicación que hay en cada una de mis creaciones.
Gracias por acompañarme en este viaje.
¡Nos vemos pronto con más y historias y nuevas creaciones.
Eva.