Querida lectora,
Hoy quiero compartir algo muy especial sobre los muñecos de tela hechos a mano y lo que significan para mí.
Los muñecos de tela han sido, durante mucho tiempo, compañeros de infancia para muchos, pero también llegan a ser un pilar de recuerdos, de consuelo y de cariño profundo en cada estapa de nuestra vida.
Cuando pienso en el concepto de "muñeco de apego" lo veo como ese amigo fiel que te acompaña desde la cuna y sigue a tu lado mientras creces, en cada juego, en cada noche que te cuesta dormir, en cada momento en el que necesitas un abrazo suave.
Para un bebé, ese muñeco puede ser un vínculo a través del cual siente seguridad; para un niño pequeño, es un compañero de juegos, aventuras y secretos. Y para los que crecemos con él, siempre es un puente a esa etapa de inocencia y sueños.
Quiero contarte que yo también tuve una muñeca de tela que me regalaron hace ya 30 años. La llamé Fresita porque tenía un delicioso olor a fresas. Recuerdo que ese aroma era tan único y reconfortante que, a veces, si cierro los ojos, casi puedo revivir ese mismo olor, como un recuerdo de esos días felices del pasado.
Fresita sigue conmigo después de tantos años y ella ha sido mi inspiración para crear a mis propios muñecos de tela, que también llevan ese rico aroma a fresas.
No solo es un aroma, sino una invitación a crear momentos y a revivir recuerdos, a llenar de cariño cada pequeño detalle de cada uno de mis muñecos.
Me gusta pensar que cuando uno de mis muñecos llega a su nueva familia, ese olor les dará la bienvenida, un detalle que se convertirá en un recuerdo para sus propios dueños, igual que lo fué para mí.
Espero que mis muñecos de tela puedan ser un amigo para los bebés, un compañero para los niños, y un recuerdo duradero para todos.
Que cada uno de ellos guarde risas, consuelo y aventuras, y que algún día, cuando esos niños crezcan, puedan cerrar los ojos y recordar esos días como yo lo sigo haciendo con Fresita.
Si quieres conocer a mis muñecos sólo tienes que ir a la tienda, allí te están esperando.
Con mucho cariño,
Eva.